Que los hombres a quienes maravilla este mundo --su capacidad, su hermosura, el orden de su movimiento continuo, los dioses manifiestos o invisibles que lo recorren, los demonios, árboles y animales-- eleven el pensamiento a esa Realidad, de la que todo es la copia...
(Jorge Luis Borges)

12 de abril de 2004

Fiestas

La situación es la siguiente: parece que todos a mi alrededor creen que soy judía. Aquellos a quienes he intentado sacar de su error, casi pueden jurar que entonces soy más judía que nadie y por mi aclaración deducen que soy espía del director general de la empresa, que por alguna razón queremos (mi jefe y yo y algún otro conspirador) ocultar mi identidad judía, quizá para desenmascarar a los antisemitas de la empresa.

Todos parecen creer entonces o que soy judía y no les he dicho que no, o que soy judía y he dicho que no por alguna razón perversa. La cuestión es que en esta segunda creencia, se creen entonces más listos que yo y los otros conmigo y pretenden hacerme creer que actúan casualmente y como si me creyeran para echar tierra a sus enemigos o llenarse de gloria, creyendo, por supuesto, que yo iré con el chisme a mi jefe.

Esta guerra de supuestos me está volviendo un poco loca, porque ya me di cuenta que mientras más aclaro mi condición atea, más creen que tengo una razón "complotista" y espía para destruirlos. Por lo tanto, resolví no decir ni sí ni no, y si no me preguntan pues que crean lo que quieran.

He aquí otro problema. Ahora resulta que los que me creen judía y que no les he aclarado nada, me felicitan por el Pesaj y hasta creo me mandarán manzanas en el año nuevo que es por septiembre. Algunos hasta empiezan a ver con quién deben emparentarme para hacer un matrimonio provechoso. Imagino que ni siquiera me investigan pues dan por hecho que he de ser de "buena familia·" o de menos contar con el apoyo de una de éstas para la dote.

Están locos todos, pero eso me pasa a mí por ser la mano derecha de un judío que es más bien ortodoxo y que, por lo que sé y se ve, es respetado por su comunidad. Imagino que nadie cree que él contrataría a una "gentil" para manejar sus asuntos personales.

Bueno, el caso es tan extremo que por mucho tiempo mi mismo jefe juró que yo era judía y por más que trataba de sacarme, según él, la "sopa verdadera", es decir mi identidad secreta que por algún motivo (él no creía en la conspiración) yo ocultaba, pues no pudo. Lo intentó una y otra vez hasta que terminó por creerme o bien increpó al contacto que hizo que nos conociéramos para que le dijera "la verdad". Ya asumió que no soy judía, y hace apenas unas semanas está tratando de entender si entonces soy católica o no, pues le parece extraño que me considere prácticamente atea... bueno, de menos, no católica.

Estoy pensando que debo inventarme una identidad religiosa, la que sea, aunque no me parece del todo legal, pues no me la creo y en eso soy imparcial: o soy o no soy, y si soy pues soy con todo (estoy cantinfleando). Pero, para efectos prácticos, aunque no sea nada, tendré que asumir una postura y así calmar los ánimos o las pesquisas.

Ahora, el problema. Si asumo una identidad, me la puedo creer y al rato quién va a aguantarme con un sistema de castas si me aferro al budismo o hinduísmo; por supuesto, ni yo me aguantaría si me vuelvo Testigo o Cristiana, y el catolicismo ya me da hueva (perdón mamá pero es verdad).

Ahora bien, podría ya dejarme de resisitir y aceptar algún resquicio ancestral de naturaleza judía que, por más que se ha buscado (y no por mí ni mi familia, si no por los que así lo creen) no se ha encontrado.

No sé, no sé. Esta es una cuestión para analizarse.

Fulka