Que los hombres a quienes maravilla este mundo --su capacidad, su hermosura, el orden de su movimiento continuo, los dioses manifiestos o invisibles que lo recorren, los demonios, árboles y animales-- eleven el pensamiento a esa Realidad, de la que todo es la copia...
(Jorge Luis Borges)

9 de abril de 2008

Gracias por esperar

A la manera de JuanGa, regreso finalmente. La verdad creo que no necesito justificación ante mí misma (que, casi estoy segura, soy mi única lectora), sin embargo, me parece conveniente saludar de vuelta, aunque sea simplemente para guardar un archivo cronológica de mis idas y venidas.

Nunca les conté que Reyes se fue de la oficina, ni que nos fuimos todos a otra, porque nos mudamos a un lugar "mas nais" (dícese de lugares más caros y horrendos por parte de la burguesía "guanabí"). No lo conté porque ya no escribía en el blog y, además me cambié de trabajo... y luego me volví a cambiar, y lo volví a hacer... así hasta que decidí que necesitaba quedarme en casa por salud mental (y tiempo, eso que ni qué).

Ahora me convertí en "fri-lans" (o free-lance para aquellos puristas del inglés), en mamá casera y en todas esas cosas en que uno se convierte cuando no trabaja en oficina (entiéndase: vaga, lava-loza, tiende-camas y lo que tiene que ver con el aseo del hogar, y, claro, también en internauta de tiempo amplio -no diré completo-). Tengo un perro, un gato (otro próximo), una hija y un galán-novio-chavo-marido-esposo-amante-amigo (y los apodos que le quieran agregar, ya que cada quien me aconseja que lo nombre de algún modo; al no saber por cual decidirme, lo dejo a su amable consideración).

Mi vida ha cambiado, creo que para bien, aunque he de mencionar que extraño la miserable vida que tenía en la oficina de E (ha de ser una nostalgia por la mentalidad de esclava o, además, por el ingreso mensual que tenía que, desde esos tiempos, no ha logrado jamás llegar ni siquiera a la mitad... ¡y sin tomar en cuenta la inflación!). Sobre todo, a veces me da por extrañar las enseñanzas de Reyes, como bebedor y dormilón. ¡Aaah, qué intrigante era discernir la forma en que acomodaba el cigarrillo encendido entre sus dedos, para utilizarlo como dispositivo de alerta cuando perdía el porte al dormir en su silla!

Por cierto, he dejado de fumar. Y creo que soy una persona feliz. A veces, me da por recordar esos tiempos en que el cigarro y yo éramos como una misma persona, las caras de una misma moneda, la seña particular uno del otro, pero me cansé de su infidelidad y su mal trato. Ahora podré morir sana (eso me lo dijo un compa en tono de burla, pero después de pensarlo mejor, creo que no está tan mal).

Tengo que terminar una corrección; por tanto, no estoy dispuesta a seguir escribiendo para acabar mis ideas en un día. En realidad, es que necesito ir a comprar pan dulce para una reunión familiar y, por lo pronto, no se me ocurre qué más contar, por lo cual me despido, sin antes preguntarles... ¿'tons qué... y ustedes... a qué hora salen al pan?

Chido...